viernes, 14 de septiembre de 2012

El Santo Nombre de María, una fiesta muy trinitaria

Preguntan desde Buenos Aires - Argentina.
He visto un calendario trinitario y me llamó mucho la atención que el 12 de septiembre celebran el Nombre de María como memoria obligatoria ¿Cuál es la razón? 

Estampita  del Santísimo
Nombre de María.
Antecedentes de la fiesta del Santo Nombre de María
El nacimiento de la fiesta litúrgica del Nombre de María en el siglo XVI (es menester aclarar que la reflexión teológica se remonta a la época de los Padres de la Iglesia), hunde sus raíces en la piedad mariana que caracterizaba al hombre medieval, el cual, exaltaba los privilegios de la Madre de Dios de muchísimas formas, principalmente a través del arte y la literatura. Su mayor interés era obtener la protección de la Virgen, pues ella era puerto seguro para quienes buscaban la salvación de sus almas. 

San Bernardo fue uno de los más grandes propagadores de la devoción al nombre de María, para él no podía la Madre de Dios tener un nombre más propio, ni que significase mejor su excelencia, sus grandezas y su alta dignidad, que el Nombre de María. San Anselmo, por su parte, lleva a un alto grado la devoción que sentía por el Nombre de María, que puede sonar a blasfemia, pues decía que a veces es más fácil obtener la gracia y la misericordia invocando el Nombre de María, que el de Jesús. Igual que ellos, otros santos como santa Brígida, san Bernardino de Siena, san Antonio de Padua, alababan y bendecían las glorias del Nombre de María.

El reporte más antiguo que se tiene sobre la celebración litúrgica del Nombre de María, data de 1513 en Cuenca - España, cuando el papa León X, -según una antigua tradición coquense-  concede a la catedral de la ciudad dedicar una capilla con ese título. Debido a la promulgación del Misal Tridentino en 1570, se hizo necesaria una nueva petición. Por esta razón, el canónigo Juan del Pozo Palomino, pidió y obtuvo de Sixto V, el 17 de enero de 1587, poder seguir celebrando dicha fiesta en la catedral, como fiesta de la octava de la Natividad de María y en 1588, logró que se le concediera a toda la diócesis de Cuenca.

San Simón de Rojas, es el fraile
trinitario mariano por excelencia.
Fiesta de la Orden Trinitaria gracias a la labor de san Simón de Rojas
Desde los orígenes de la Orden se ha visto un marcado interés en propagar la devoción a la Madre de Dios, pero no cabe duda que el religioso trinitario, mariano por excelencia, sería san Simón de Rojas, quien bien ha merecido el título de apóstol del dulce Nombre de María.

En España, entre los siglos XVI y XVII, fue san Simón de Rojas, el principal propagador del Dulce Nombre de María. Comenzó a celebrar esta fiesta cuando era Ministro de la casa de Cuenca (1591-1594) y fue su deseo extenderla a la Iglesia Universal.

Aprovechando su influencia en la corte de Felipe IV, como embajador extraordinario ante el papa Gregorio XV, el santo Rojas pidió al mismo rey que abogase ante el Santo Padre, por la extensión de la fiesta del Nombre de María. El 31 de mayo de 1622, el Papa concedió dicha celebración a los trinitarios de Castilla y a la diócesis de Toledo. El 5 de enero de 1623, gracias a la insistencia del padre Ave María, Felipe IV logró la extensión de la fiesta a todas las provincias españolas, de tal modo que pudiesen rezar el oficio del Nombre de María, todos los sábados (menos cuaresma y adviento).

San Simón de Rojas fundó también la Real Congregación de Esclavos del Dulce Nombre de María, el 21 de noviembre de 1611 en el convento de los trinitarios calzados de Madrid. Bajo la protección de la Congregación, el santo fundó una obra social benéfica que permanece hasta nuestros días: el comedor del Ave María. A pesar de su titular, la Congregación no pudo celebrar la fiesta, puesto que ésta -como se ha dicho- estaba limitada solo a la diócesis de Cuenca, por ello, tomó como patrona a la Virgen de la Expectación. Solo hasta 1622 las dos fiestas, el Nombre de María (en septiembre) y la Expectación (en diciembre) se pudieron celebrar por los congregantes con la misma devoción.

Capilla y comedor del Ave María,
fundado por san Simón de Rojas,
como obra social benéfica de la Real
Congregación del Dulcísimo Nombre
de María. 
La principal característica de la devoción del Nombre de María era el saludo Ave María, que se encontraba frecuentemente en la boca del santo Rojas. Ave María, eran sus primeras palabras en todos sus sermones, conversaciones, escritos, cartas, etc., al punto de que por muchas personas era conocido como el padre Ave María. Además, siendo Ministro Provincial de Castilla, mandó que todos los terceros domingos de cada mes se predicase sermones del Nombre de María, en todos los conventos de la provincia.

Con el tiempo se fue concediendo el privilegio de la celebración del Nombre de María a los trinitarios descalzos (1640), a varias diócesis de América regidas por obispos trinitarios, y a diversas diócesis y familias religiosas. Clemente X en 1671 la exetendió a todos los reinos de Carlos II, gracias a la petición de la reina Margarita de Austria.

Beato Inocencio XI, terciario trinitario, extiende la Fiesta a la Iglesia Universal
El papa Inocencio XI, terciario trinitario, conocía muy bien la devoción al Nombre de María y sería él, quien extendería la fiesta del Nombre de María a la Iglesia Universal. Para la fecha, san Simón de Rojas ya había muerto, pero había dejado un ramillete de comunidades religiosas y cofradías que deseaban que todo el mundo celebrara la fiesta. 

La Liberación de Viena: El sultán turco Mehmet IV (1642-1693), tenía la intención de crear una gran Turquía europea y musulmana con capital en Viena. Tantas había sido la expansión del imperio Otomano que alcanzó la ocupación de la ciudad.

El ejército cristiano a la cabeza del rey Juan III Sobieski de Polonia
derrota a los turcos el 12 de septiembre de 1683.
Mientras tanto los príncipes cristianos se encontraban enemistados entre sí. A pesar de ello, en 1683, el Papa Inocencio XI consigue ser el alma de la gran coalición cristiana, consiguiendo dinero en toda Europa para financiar a las tropas de los grandes y pequeños príncipes y pagando personalmente un destacamento de cosacos del ejército de Polonia.

Beato Inocencio III,
Terciario Trinitario, extiende
la fiesta del Nombre de María
a la Iglesia Universal.
El enviado del Papa ante el emperador, el beato Marcos de Aviano, aconseja que todas las insignias imperiales lleven la imagen de la Madre de Dios. El enviado papal, al amanecer del 12 de septiembre de 1683, tras haber celebrado Misa ayudado por el rey de Polonia Juan III Sobieski, bendice al ejército en Kalhenberg, cerca de Viena: 65.000 cristianos se enfrentan en una batalla campal contra 200.000 otomanos.  La lucha duró todo el día, ganando al final la tropa cristiana.

En agradecimiento a la Madre de Dios, Inocencio XI, mandó que se celebrase en toda la Iglesia, la fiesta litúrgica del Santo Nombre de María.

Celebración de la fiesta en la actualidad: Memoria Obligatoria
La fiesta del nombre de María estaba incluida en el calendario universal hasta la reforma promovida por el Vaticano II, que la suprimió, debido a que supuestamente estaba incluida en la celebración de la Natividad de la Virgen. Pero el Martyrologium Romanum de 2001 la recuperó, colocándola en el primer lugar de las conmemoraciones (memoria facultativa) del día 12 de septiembre. El Santísimo Nombre de María se celebra en varias diócesis de Alemania, Austria y Suiza, y se encuentra en los calendarios propios de algunas órdenes y congregaciones religiosas como los Marianistas y Maristas que la celebran con rango de Solemnidad y los Escolapios como Fiesta.

La Orden Trinitaria celebra el Nombre de María como Memoria
Obligatoria, manteniendo así una tradición de casi 400 años.
Los Trinitarios mantuvieron en su calendario hasta 1973 la fiesta del Santo Nombre de María y gozó de misa y oficio propio. Hoy se mantiene la celebración como Memoria Obligatoria, pero conservando lo que la tradición ha legado de propio.

Fuentes
ALIAGA, Pedro, San Simón de Rojas un santo en la corte de Felipe III y Felipe IV, BAC, Madrid 2009.
AA.VV., Storia d´Europa, tomo IV: L´Età Moderna. Secoli XVI-XVIII, Einaudi, Turín 1995.
D’ARVILLE, M., Anuario de María o el verdadero siervo de la Virgen Maria, II, Barcelona 1841.
CRUZ DE CARLOS, M., Una propuesta devocional femenina en el Madrid de comienzos del siglo XVII Simón de Rojas y la Virgen de la expectación. En: ÉNTIENVRE, J. (dir.), AA. VV. La imagen religiosa en la monarquía hispánica. Usos y espacios,  Madrid 2008.
MARÍA DE LA EUCARISTÍA, 12 de septiembre, El Dulce Nombre de María. En: http://mercaba.org/SANTORAL/Vida/09/09-12_Dulce_nombre_Maria.htm
MARTÍNEZ, J., El año mariano. Cada día con María, Madrid [2002].

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